EL TIEMPO VUELA "TEMPUS FUGIT"

Una de las muchas cosas buenas, que las religiones ofrecen a sus creyentes, es la esperanza de trascender el tiempo. Para el "hombre religioso", que se aferra a sus creencias, la muerte no es el "final", sino el "paso" a otra forma de existencia, que, al estar fuera del tiempo, más allá del tiempo, no es ya una existencia "temporal", sino "eterna". Pero no sólo "eterna", sino sobre todo indeciblemente "feliz". Sin duda alguna, las dos grandes religiones, que más han desarrollado esta forma de esperanza, la esperanza en la "felicidad sin fin", han sido el cristianismo con sus enseñanzas sobre la resurrección y el cielo (1 Cor 15; Mc 2, 18-27; Mt 22, 23-33; Lc 20, 27-40). y el islam.

La esperanza religiosa es una de las creencias que más nos pueden motivar para dar sentido a la vida. Y para reforzar nuestras mejores convicciones éticas. El peligro, en este caso (como en tantos otros) está en degradar la sublimidad del martirio en la degradación del crimen.

Por lo demás, nunca deberíamos olvidar que el acto religioso, "químicamente puro", no existe. Lo mismo a los cruzados medievales que a los talibanes de hoy les movieron y les mueven motivos de orden político, económico, nacionalista... que poco o nada tienen que ver con la religión. De ahí la importancia decisiva de que nuestras creencias religiosas siempre estén orientadas a contagiar felicidad, paz, tolerancia, comprensión y prosperidad para todos.

«Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra». El tiempo vuela, como las nubes, como las naves, como las sombras.>>

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