La muerte de Bin Laden
"Frente a la muerte de un hombre, un cristiano no se alegra jamás”

Efectivamente jamás un cristiano puede alegrarse con la muerte de otro ser humano, incluso en el caso de alguien que haya causado tanto dolor a otros. La violencia y la guerra jamás serán más que semillas de muerte y dolor. El camino que se debe tomar es el de la justicia y la misericordia con aquel que fue inmisericorde.

Es momento de elevar nuestra oración por las victimas del terrorismo, de las guerras conocidas y aquellas que no conocemos, por todas y cada una de aquellas vidas apagadas.
No al odio en  la humanidad y que aquellos que creemos en el Único Dios que Vive seamos los promotores y hagamos crecer la paz y el respeto caritativo.


Oh, Dios, Creador del universo,
extiende tus brazos paternales sobre cada criatura
, guía los eventos de la historia a la reconciliación y la salvación;
enséñanos a reconocer tu amor paternal
a pesar de la resistencia de nuestro corazón en medio un mundo dividido por la disputa y la discordia.
Renueva en nosotros las maravillas de tu misericordia;
envía tu Espíritu sobre nosotros,
para que él pueda obrar
en la intimidad de nuestros corazones;
para que los enemigos puedan mirarse a los ojos y comenzar el dialogo;
para que los adversarios puedan darse las manos.
Para que todos puedan comprometerse
en la búsqueda sincera
 por la verdadera paz;
para que se eliminen todas las disputas,
para que la caridad supere el odio,
para que el perdón venza el deseo de venganza.
Para que nos reconozcamos como hermanos e hijos de un mismo Dios y Padre.

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