SOLEMNIDAD DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO
Vino de sed herida,
trigo de pan hambriento,
toda tu hambre cercana,
tú, blancura de fuego.
En este frío del hombre
y en su labio reseco,
aquella noche santa,
te nos quedaste nuestro.
trigo de pan hambriento,
toda tu hambre cercana,
tú, blancura de fuego.
En este frío del hombre
y en su labio reseco,
aquella noche santa,
te nos quedaste nuestro.
¡Solemnidad del Corpus! Una de las fiestas más entrañables celebrada por nuestros pueblos.
Santa Elisabeth Seton, la primera Santa norteamericana, esposa y madre de familia, que, una vez convertida al catolicismo, sentía una devoción muy singular y tierna a la Sagrada Eucaristía. Ya católica, escribía emocionada:
Santa Elisabeth Seton, la primera Santa norteamericana, esposa y madre de familia, que, una vez convertida al catolicismo, sentía una devoción muy singular y tierna a la Sagrada Eucaristía. Ya católica, escribía emocionada:
“¡Jesús! Yo lo encuentro en todas partes, hasta en el aire que respiro. Sí, lo encuentro en todas partes, pero sobre todo en el Santísimo Sacramento, sobre el altar en que se hace actual y realmente presente, igual que mi alma lo está a mi cuerpo...
Jesús está ahí, adonde nosotros podemos ir y donde lo podemos recibir, ¡porque Jesús nos pertenece, es nuestro! ¡Está aquí! ¡Oh pensamiento celestial, oh verdad certísima! Igual que el pan material sacia mi hambre, así este Pan de los ángeles suaviza mis penas, colma mis deseos, me reanima, me alegra, me hace rebosar de felicidad y renueva todo mi ser”.
No sé si encontraríamos palabras más bellas que las de Elisabeth Seton, para pensar, meditar y orar en este día del Corpus Christi. Nuestro pueblo cristiano lo celebra con ardor. ¡Cómo alfombra las calles para el paso de la Custodia! ¡Con qué entusiasmo que canta al Amor de los amores! ¡Cómo deja deshechos los jardines, despojándoles de sus flores más hermosas, para deshojarlas ante el Altar!...
Y todo lo hace porque nuestro pueblo está convencido de la presencia real de Jesucristo entre nosotros. Sabe que esas palabras de Jesús en la Ultima Cena ¾Tomad, comed, que esto es mi Cuerpo¾, no son un simbolismo, no son una figura, no son un recuerdo del Señor, sino que son la realidad del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesús, y por eso va cantando: ¡Dios está aquí!
Eres el Pan bajado del Cielo, que nutres nuestra vida de la gracia. Eres en el Sagrario, más que en ninguna otra parte, el Dios-con-nosotros que nunca nos dejas.
Eres para tu Iglesia el lazo más fuerte del amor entre los hermanos, que nos hacemos un solo cuerpo cuando comemos tu Cuerpo y bebemos tu Sangre. ¡Señor Jesucristo, creemos que estás aquí, por los que no creen! ¡Señor Jesucristo, te adoramos! ¡Señor Jesucristo, te amamos! ¡Señor Jesucristo, rodeamos tu mesa para llenarnos de tu vida, cuando comemos tu Pan!
Señor Jesucristo, ¿cuándo comeremos juntos tu Pan todos los que creemos en ti?...
Jesús está ahí, adonde nosotros podemos ir y donde lo podemos recibir, ¡porque Jesús nos pertenece, es nuestro! ¡Está aquí! ¡Oh pensamiento celestial, oh verdad certísima! Igual que el pan material sacia mi hambre, así este Pan de los ángeles suaviza mis penas, colma mis deseos, me reanima, me alegra, me hace rebosar de felicidad y renueva todo mi ser”.
No sé si encontraríamos palabras más bellas que las de Elisabeth Seton, para pensar, meditar y orar en este día del Corpus Christi. Nuestro pueblo cristiano lo celebra con ardor. ¡Cómo alfombra las calles para el paso de la Custodia! ¡Con qué entusiasmo que canta al Amor de los amores! ¡Cómo deja deshechos los jardines, despojándoles de sus flores más hermosas, para deshojarlas ante el Altar!...
Y todo lo hace porque nuestro pueblo está convencido de la presencia real de Jesucristo entre nosotros. Sabe que esas palabras de Jesús en la Ultima Cena ¾Tomad, comed, que esto es mi Cuerpo¾, no son un simbolismo, no son una figura, no son un recuerdo del Señor, sino que son la realidad del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesús, y por eso va cantando: ¡Dios está aquí!
Eres el Pan bajado del Cielo, que nutres nuestra vida de la gracia. Eres en el Sagrario, más que en ninguna otra parte, el Dios-con-nosotros que nunca nos dejas.
Eres para tu Iglesia el lazo más fuerte del amor entre los hermanos, que nos hacemos un solo cuerpo cuando comemos tu Cuerpo y bebemos tu Sangre. ¡Señor Jesucristo, creemos que estás aquí, por los que no creen! ¡Señor Jesucristo, te adoramos! ¡Señor Jesucristo, te amamos! ¡Señor Jesucristo, rodeamos tu mesa para llenarnos de tu vida, cuando comemos tu Pan!
Señor Jesucristo, ¿cuándo comeremos juntos tu Pan todos los que creemos en ti?...
Algo de Historia:
La solemnidad del Corpus Domini se remonta a 1264, cuando se acogieron las devociones eucarísticas nacidas en los siglos XII y XIII, en reacción contra las doctrinas que negaban la presencia real de Cristo en el pan y el vino consagrados.
Urbano IV instituyó la fiesta del Corpus Domini mediante la bula Transiturus de hoc mundo, y confió entonces a santo Tomás de Aquino la redacción de textos litúrgicos para esta solemnidad, que fue fijada el jueves después de la octava de Pentecostés. La fiesta fue confirmada por el papa Clemente V en 1314.
Noticias de la Celebración:
Después de más de un siglo Rusia celebra el Corpus, varios centenares de católicos participaron este domingo en San Petersburgo en la primera procesión del Corpus Christi desde 1918, cuando, casi un año después de la Revolución, los bolcheviques prohibieron toda manifestación religiosa.
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