Porque el misterio del hombre viviente es la gloria de Dios.
La solidaridad y entrega nace de la naturaleza misma del ser humano, esto ha sido el sello de quienes son las 21 víctimas de este accidente en Juan Fernández y lo es de muchos otros, gracias a Dios.
Así lo reconocemos como sociedad. Cada uno de ellos en sus diferentes actividades, sean profesionales o particulares, en forma pública o privada han dado testimonio de su entrega.
Las experiencias compartidas en estas horas, que han sido exteriorizadas por todo tipo de personas, traducidas en miles de emociones iluminadas y acompañadas de las velas encendidas, vigilia y una fuerte corriente espiritual , donde la oración ha sido el pilar y fuerza que acompaña a las víctimas, sus familiares y a todos quienes sienten como propia este doloroso accidente, nos lleva a reconocer que por el sólo hecho de ser hombres estamos llamados a un destino común, de manera que la felicidad de uno compromete la felicidad de los demás.
El ser humano de hoy y de ayer tiene hambre de solidaridad porque ésta responde a su realidad más profunda de criatura creada a imagen y semejanza de Dios e invitado a vivir en comunión: "Dios no creo al hombre en solitario... El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un ser social y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás" (Gaudium et Spes, 12).
El servicio solidario es un acto de amor y misericordia que busca remediar con urgencia el sufrimiento del hermano: dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, albergar al que no tiene techo, enseñar al que no sabe. Es la luchando contra el egoísmo de los hombres, alentando y promoviendo la dignidad. En fin, como país, como pueblo estamos frente a otro momento doloroso, pero donde la Fe y la Esperanza brillan y consuelan, mostrándonos que unidos podemos edificar una cultura solidaria concreta, levantar a Chile y a nuestra sociedad, porque mientras vivimos tendremos tiempo para asumir un compromiso de amor, solidaridad, servicio y entrega.
Así como no puede haber un cristianismo sin crucificado, tampoco lo puede haber sin el resucitado, sin la Vida. Todos aquellos que han hecho de sus vidas y talentos un servicio, sean hombre de fe, según los concepto tradicionales o no, estoy seguro que escucharan cara a cara, corazón a corazón del mismo Señor Jesús, Pastor Bueno: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber;..." (Mt 25, 34ss). Porque el misterio del hombre viviente es la gloria de Dios.
Comentarios
Pablo, Santiago de Chile
Con afecto, Nury,Concepción.
Rafael Aguirre - Roma Italia
Nuestras oraciones por estos hermanos nuestros, sus familias y seres amados, así como por todo su pueblo.
Hna. María Paz de Jesús;c.d
España.