Entramos a la III semana en preparación a Navidad, tiempo por excelencia del Amor, la Misericordia y del Encuentro.
El Dios- Redentor misericordioso, que se complace en contar con lo que a juicio humano resulta menos adecuado, porque le satisface el amor, que los sacrificios. Palabras que nosotros debemos reflexionar en nuestros tiempos, cuantas veces tenemos la actitud del fariseo que sólo crítica, en muchos casos señalamos y miramos defectos ajenos y no vemos más allá por la fe , que ese otro es también es amado de Dios , por más pecador que parezca ante la sociedad o ante nuestros ojos. … No es la gente sana que necesita médico, sino la enferma. ¿Acaso tú y yo no hemos vivido ese amor misericordioso que sana y restaura?
Abramos el corazón y los brazos para acoger la Palabra y al hermano a ejemplo de María, la virgen de la espera, que ella nos introduzca en el misterio del Hijo de Dios, en la sagrada humanidad de Cristo, en esta experiencia humana es que Dios hecho hombre vive y comprende misericordioso la experiencia y vivencia de cada hombre y mujer. Es de donde nos han venido todos los bienes, razón y fundamento de nuestra esperanza porque tenemos un Dios y Señor que camino nuestros caminos.
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