Mañana , miércoles de Cenizas comienza la Cuaresma entre pitos y flautas. Estos días para muchos y en especial para los medios de comunicacion todo es jolgorio con el Festival de Viña del Mar con toda su parafernalia, en otros paises hay Carnavales y grandes fiestas que poco o nada tienen relación con el tiempo litúrgico que comenzamos. Claro que pocos recuerdan, que desde la Edad Media, esta era la forma de prepararse para cuarenta días de austeridad.
El Año Litúrgico, con la repetición anual de sus ciclos, nos invita a volver a empezar.
La Cuaresma dura cuarenta días, en recuerdo de los cuarenta años del Éxodo. Pero, ¿qué sentido puede tener hoy la Cuaresma?
En Adviento preparábamos la venida de Jesús. En Cuaresma nos preparamos a la Pascua, a la Resurrección de Jesús, al triunfo de la Vida.
Cuaresma es penetrar en el desierto, reflexionar sobre nuestra vida e intentar cambiar. Los psicólogos dirían que es el momento de enfrentarnos a nuestra "sombra", a nuestra parte obscura. Por eso es tiempo de reflexión, meditación, silencio...La austeridad y la penitencia no se hacen por masoquismo, no se buscan por ellas mismas, sino que se hacen para adentrarnos en nuestro interior. El fruto de esa austeridad, de esa penitencia, será bueno que lo entreguemos a los que más lo necesitan, que no son pocos en estos tiempos de crisis. Ese es el sentido de la limosna, otra de las tradiciones cuaresmales, mirar nuestro interior para abrirnos a los demás...
Y todo esto con alegría. No como los fariseos, que no se lavaban ni peinaban para que todo el mundo supiera que ayunaban... Nosotros cambiamos el luto por la alegria porque creemos y esperamos en el Señor de la Vida , en el Señor de la Alegria, en el Señor de Amorosa Misericordia.
Son tiempos de perdón. Pedirlo y darlo. Mirar nuestros defectos, no para culpabilizarse, sino para intentar avanzar, crecer, mejorar un poco más en el amor.
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