Jesús, el Buen Pastor
Jesús
se nos presenta como el Buen Pastor, y nos explica esta
hermosa realidad. La figura del buen Pastor que nos guía, que nos cuida, que
impide que nos apartemos, que nos busca si nos perdemos: “aunque camine por cañadas obscuras nada temo, porque tú vas conmigo”.
Esta imagen –realidad la hemos
ido enriqueciendo a lo largo de los siglos y ha adquirido en nuestros corazones
un atractivo especial que va más allá de la devoción. Jesús es el Buen Pastor, abriéndonos
un panorama lleno de luz, mostrándonos el rostro tierno, y permitiéndonos
penetrar en el abismo de amor de Dios.
¿Por
qué es el Buen Pastor? Porque DA LA VIDA por sus ovejas. Tan bueno es como pastor, que, por
defender a sus ovejas de todo mal, en esta hermosa figura nos muestra la
redención, lo que será su muerte en la cruz por nuestra salvación, es capaz de
ponerse entre las ovejas y el lobo, aunque sepa que el lobo lo va a despedazar.
Pero sus ovejas, gracias a ese gesto de amor, quedarán libres y sanas.
He
aquí una especial lección, el reto que brilla ante nosotros: “DAR LA VIDA”. Esta es una GRAN LECCIÓN. Dar la vida. Esa es la
clave. Es el Ideal. Es el gran descubrimiento del Evangelio, para el
cristiano. Cristiano es el que tiene como meta, el dar la vida, como Jesús la
dio. No guardársela avaramente. No rodear nuestra existencia de una muralla de
protecciones y de cuidados. No pensarla como un pequeño depósito de agua, que
hay que cuidar mucho para que no se gaste.
Y
hay muchas formas de dar la vida, es la mejor manera de vivir, que la vida se
expanda y se haga fecunda. La mano abierta para dar, para que otros vivan;
tiempo, afecto, comprensión, descubrir en el otro a un hermano, igual en
dignidad ante Dios, dejando de lado cualquier prejuicio, abriéndonos a sus
diferencias y diversidades.
Dar
la vida es dar de comer al hambriento. Y hay tantos hambrientos; y el hambre
tiene tantas caras, y no solo el hambre física o material.
Hay
que dar la vida, para ser como el Buen Pastor. Y entonces nuestra vida se
convertirá para nosotros mismos en un manantial que salta hasta la vida eterna.
Esta es la lección que nos da el Buen Pastor. No es sólo para que nos admiremos
de su amor, sino para que sepamos cómo hemos de vivir nosotros mismos. Jesús es
Modelo y Maestro. Y así nos dice que si damos la vida, la encontraremos.
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