Sta. María Eufrasia fue
una mujer de su época, sensible a las inquietudes y atenta a los signos del
tiempo histórico que le tocó vivir. De allí su deseo y empeño: “Una ciudad y una fundación no deben bastarnos a nuestro celo; es
necesario que éste abrace al mundo entero” Ella capta en profundidad el
papel de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, la ve como pilar en la
transmisión de vida, por tanto su opción es por ella y los pobres, porque sin
duda ha captado que la pobreza es mayoritariamente femenina, porque cuando la miseria
afecta a la mujer esta se prolonga a su familia. “Nuestra Congregación se ha fundado por el amor a las personas mas
necesitadas” constituyéndose en agente de liberación y dignificación, cuando ingresaban niñas o jóvenes
a sus casas les encomienda a las Hermanas: “Esmérense
por estar al corriente de las necesidades materiales de las niñas que tengan a
su cargo y procuren ayudarlas. Antes de
hablarles de cosas espirituales, sería bueno que ellas estén contentas
del trato que reciben”. Y enfatiza la importancia del amor y dulzura en el
trato y el quehacer “Que sus modales sean graves, pero llenos de
bondad; no riñan demasiado, pues de cualquier color que sean sus lágrimas,
siempre son amargas y si no encuentran en ustedes una acogida bondadosa,
podrían caer en la desesperación”. Es de Jesús Buen Pastor, de la actitud de amor
por cada persona, al buscarla con empeño, acogerla, sanarla y encaminar sus
pasos y del convencimiento profundo y fundante que vale la pena todos los
esfuerzos, desvelos y sacrificios por una persona, cualquiera sea esta. No hay límite
al amor y especialmente el amor a los más pobres.
“Siempre he amado a los mas pobres y
los he amado con todas
las fuerzas de mi alma”
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