Tiempo de Navidad, Encuentro con la Palabra
“Dios,
mandando a su propio Hijo, en semejanza a la carne de pecado, y por el pecado
condenó al pecado en la carne, para que llegase a cumplimiento la justificación
de la ley en nosotros, los que no andamos según la carne, sino según el
Espíritu”. Rm 8, 3
Navidad
es Dios que nace en nuestra carne y Carne que al encuentro con Dios, deja de ser
carne de pecado, para transformarse en carne traspasada por el Espíritu de
Dios. Dios se hace carne, para deificarla. La suya y la nuestra. Deificada en
el Hijo, para que nosotros seamos también, deificados en él.
El
misterio de un amor de Dios en nuestra carne, es para que nosotros nazcamos
para Dios. Realidad que implica compromiso por nuestra parte: vivir bajo la
acción del Espíritu, fuerza transformadora de nuestra vida.
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