Hoy, más que nunca "¡¿Quién como Dios?!"
Hoy, más que nunca
necesitamos como remedio y defensa contra los malos espíritus que se han desencadenado sobre la Iglesia, ya
no desde fuera, sino que en su interior , invocar y buscar la ayuda ,la
protección divina. Cuando hemos puesto al hombre por sobre Dios y negado los derechos de Dios, exaltando a la criatura
por sobre el Creador. La misma base de la sociedad está tambaleándose como
consecuencia de esta negación dando pasos o por lo menos permitiendo que esas
fuerzas malignas , bien conocidas y que hoy se levantan como los grandes
defensores del hombre, comiencen a implantar las bases de un nuevo orden
mundial.
Orden mundial donde
Dios no tiene lugar y mucho menos quienes somos creyentes, basta ya de buscar
fuera lo que tenemos al interior de nuestra iglesia, basta de buscar caminos
espirituales que no nos son propios. Es tiempo de formarnos en la fe y
defenderla. Lo único bueno que se puede conseguir de esta persecución y guerra
a veces abierta y las más solapadas es tener la misma fortaleza, confianza y fe
inquebrantable de los cristianos a través de la historia para ir de frente y
llevar al centro de este nuevo orden la presencia redentora y salvífica de
Jesús, el Dulce y Buen Pastor que jamás a abandonado a su iglesia, a pesar de
nuestros pecados e infidelidades.
Arma eficaz es el
testimonio y fidelidad, vivir nuestra fe en libertad y hacernos corresponsables
de lo que es y deseamos sea nuestra iglesia. No podemos entregar nuestra
libertad a aquellos que desean destruir la presencia.
Les invito a
retomar una hermosa y valiosa tradición, renovando la firme confianza en el
Señor, en el poder de la oración y en la comunión que existe entre aquellos que
gozan de la presencia de Dios , sabiendo que no estamos solos , que la sangre
derramada por Cristo en el Calvario es garantía y seguro , a confiarnos en el
testimonio glorioso de los mártires y en la protección de los ángeles y
nuestros hermanos , la legión de santos y santas que han dado y dan testimonio
a través de los tiempos. “Como niños
en los brazos de Dios, seguros de que esos brazos nos sostienen siempre y son
lo que nos permiten caminar todos los días, también entre las fatigas” (S.S. Benedicto
XVI).
San
Miguel Arcángel,
Sé
nuestro amparo
contra
las perversidad y asechanzas
del
demonio.
Reprímale
Dios, pedimos suplicantes,
y tu
príncipe de la milicia celestial
arroja
al infierno con el divino poder
a
Satanás y a los otros espíritus malignos
que
andan dispersos por el mundo
para
la perdición de las almas.
Amén.
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