La XIII Estación: Jesús es bajado de la cruz y puesto en los brazos de su madre
Sería una osadía querer
medir el dolor de María. Cualquier madre frente a un hijo muerto, sufre. María
sufre por la muerte de su Hijo y por otra parte se alegra porque la muerte de
su hijo da vida a la nueva Humanidad, a la humanidad redimida. El hijo inocente
muere para dar vida y salvar al que estaba perdido. Cristo nos salva muriendo
por nosotros, nos cubre con su sangre, en el y El tomo toda nuestra miseria
como el Buen Pastor que va en busca de la oveja pérdida en cuya búsqueda todo
dolor y sacrificio es ofrecido y padecido por amor.
María acepta el dolor de
recibir muerto a su Hijo. Y en su Hijo, nacemos o volvemos a vivir todos
nosotros.
Señor, que el dolor por
quienes amo me lleve a comprender y amar a aquellos que están lejos de mí. Que
tu amor haga brotar en mi un corazón generoso y misericordioso abierto a las realidades
y dolores de los otros, un amor sin prejuicios, un amor libre, un amor de
gratitud.
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