Santa María Eufrasia Pelletier, Amor, Misericordia, Acogida
“Acordaos que debéis guardar lo amargo de las
cosas y dar a los demás la suavidad. Igual a la higuera que conserva en ella
toda la amargura y no da sino lo dulce”.
Sta. María Eufrasia Pelletier.
Hoy
celebramos su memoria y ejemplo de entrega que son especialmente actuales frente
a una sociedad que apuesta por lo inmediato y que desecha a quienes no cumplen
con los estándares de éxito, belleza o riqueza que son el sinónimo de la
felicidad, que busca evitar en lo posible el dolor, el sacrificio y que toma como algo normal el
abandono y el anonimato del dolor del otr@.
María
Eufrasia tomada de Jesús Buen Pastor nos dice “El justo vive de amor”. ¡Oh! ¡Felices las almas que viven de amor! No
viven, es verdad, sin dolor; pero el amor se goza en el sufrimiento y nada
cuesta al que ama. El alma que ama ardientemente no corre ya, vuela en las
sendas de la perfección. Debemos todos vivir de amor, que el temor no turbe ni
oprima nuestros corazones; no son éstos los sentimientos que el Buen Pastor
quiere encontrar en nosotros.
Contemplemos
a ese Jesús, buen pastor y samaritano, inclinado sobre nosotros derramando
aceite y vino que cura y alegra, aceite que fortalece , embellece y aún más nos
toma sobre sus hombros y nos conduce a lugar seguro. Ojala fuera siempre así
nuestra vida cristiana, samaritana, inclinada, derramando aceite y vino, gozo y
esperanza, inclinada sobre los heridos de los que más sufren en el cuerpo y en
el alma. Hay ciertamente muchos cristianos que se inclinan, aunque a veces también
pasamos de largo ante el sufrimiento que habita muy cerca de nosotros e incluso
en nuestras familias o comunidades. ¿Hay mayor verdad que la misericordia?¿Cómo
hacer un anuncio gozoso de la bondad-misericordia de Dios sin olvidar la
crítica legítima, la denuncia social de todo aquello que oscurece el rostro de
Dios?
Nuestra
respuesta nos es otra que: “Acordaos que
debéis guardar lo amargo de las cosas y dar a los demás la suavidad. Igual a la
higuera que conserva en ella toda la amargura y no da sino lo dulce”. Sta.
María Eufrasia Pelletier.
Si
nuestros vecinos, conocidos o cualquiera nos sienten misericordiosos, cercanos
tal vez nos pregunten: ¿cómo es nuestro Dios? En el fondo el verdadero pródigo
no es el hijo que se va de casa, sino el Padre, porque sólo él derrocha amor.
El Padre recibe al hijo sin echarle en cara nada, no le pide un imposible
certificado de buena conducta, le acoge porque le ama, su gesto es novedoso y
desconcertante.
La misión hoy transita por los caminos de la misericordia
guardo lo amargo de las cosas y dando a los demás la suavidad, el Amor, la Misericordia,
la Acogida al igual que la higuera que conserva en ella toda la amargura y no
da sino lo dulce. Si
Jesús se sienta a la mesa con los pecadores ¿con quién se sentaría hoy? ¿A
quién invitaría a su mesa? ¿Sólo a los “cumplidores” a los exitosos? El que se
sienta con Jesús Buen Pastor en la mesa de la acogida y la misericordia no sale
indemne, sale nuevo, otro.
Santa María Eufrasia enséñanos como amar con el Amor Misericordioso
de Jesús Buen Pastor.
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