MARTES SANTO: LA ENTREGA HASTA EL EXTREMO
La
traición de Judas y la negación de Pedro, dos testigos del reino anunciado en
las aldeas de Galilea, parecen llevar al fracaso toda la entrega de Jesús. Sin
embargo, el Plan del Padre, aceptado por Jesús, llegará a su plenitud en el
amor entregado libremente, que da la vida y capacita al ser humano para amar
sin límites. El grano de trigo, sembrado en la tierra, dará fruto
abundante.
“Os
aseguro que uno de vosotros me va a entregar… Aquel a quien yo le dé este trozo
de pan untado… Lo que tienes que hacer hazlo enseguida… Ahora es glorificado el
Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él” (Jn 13, 21.26.27.31).
Jesús
revela, en los gestos de la última cena, la calidad de su amor. El amor de
Jesús es un amor que: respeta la libertad del discípulo que va a entregarle, no
lo delata delante de sus compañeros; ofrece amistad y libertad en el pan roto y
entregado; regala vida, verdad, relación humana, filiación divina; es más
fuerte que el odio mortal de sus enemigos
“Mi
boca contará tu auxilio,
y
todo el día tu salvación.
Dios
mío, me instruiste desde mi juventud,
y
hasta hoy relato tus maravillas” (Salmo 70,15.17)
Oración:
Tu
entrega, Señor, me sobrecoge.
Tu
amor hasta el final deja al descubierto mi pecado.
Hoy
quiero acoger tu amor, agradecer tu vida,
comprometerme
contigo en el camino.
Asegúrame,
Señor, tu presencia,
y
con mi vida te diré que te amo.
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