MIÉRCOLES SANTO: AUNQUE ES DE NOCHE
La
celebración de la Pascua Judía se aproxima. Los discípulos se juntan,
preguntan, preparan la cena, esperan...
Judas, que ya ha negociado la venta del Amigo, acecha ahora la coyuntura propicia
para consumar su acción.
“Mi
momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos” (Mt
26, 19).
Jesús
se pone a la mesa, anuncia una traición. La crisis se palpa en el ambiente; es
noche oscura. Sería el momento de huir, de darse media vuelta. Pero Jesús vence
la crisis en una cena, donde parte y reparte el pan con los que siempre serán
sus amigos. El vino nuevo, guardado en
los odres nuevos del reino, se entrega para liberar de toda esclavitud al ser
humano. La Nueva Alianza, como un arco iris, se abre paso en medio de la
noche.
“Alabaré
el nombre de Dios con cantos,
proclamaré
su grandeza con acción de gracias.
Miradlo,
los humildes, y alegraos,
buscad
al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que
el Señor escucha a sus pobres,
no
desprecia a sus cautivos” (Salmo 68, 33-34).
Oración:
Con
todos los pueblos de la tierra cruzamos el mar Rojo,
dejamos
atrás al enemigo.
Tu
Pascua nos sostiene,
nos
alegra en medio de las pruebas.
Y
si caemos, de nuevo nos das la mano.
Eres
único, Señor, Amigo verdadero.
¡Juntos
andemos, Señor!
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