Semana Santa, semana para ir al encuentro
Amigos: En el inicio de
Semana Santa, Dios nos conceda un corazón generoso, dispuesto a acompañar a su
Hijo Jesús en la pasión que se actualiza en el dolor de cada uno de nosotros y
en especial en aquellos que sufren cerca o lejos de nosotros. Que encuentren en
nuestros corazones acogida nuestros hermanos que sufren en el norte de Chile,
nuestros hermanos perseguidos por su fe y aquellos que sufren el abandono , la miseria o la enfermedad
en cualquier lugar del mundo. No solo miremos o contemplemos a Jesús que camina
hacia a la cruz, sino que tomamemos nuestra propia cruz y solidaricemos con aquellos
que cargan sus propias cruces, sea nuestro propósito y empeño en estos días santos.
Abramos esta semana mayor
con los ramos de olivo y palma, símbolo de la alegría del Evangelio; de la salvación
que Jesús entrega como don al Pueblo de Dios, el abrazo reconciliador de la
cruz. Esa este símbolo nuestra respuesta, que nos de fuerza para hacer el
camino pedregoso y en subida del monte Calvario, pidiendo “Jesús, danos un
corazón semejante al tuyo” Miremos a Jesús, o mejor, dejémonos mirar por
él, de cerca como su madre María, Juan,
María Magdalena fieles y firmes a pesar del dolor junto a la cruz, como
expresión sincera de la promesa de acompañarlo en la pena para seguirlo también
en la alegría de la resurrección.
Qué Semana Santa nos
recuerde que nada de lo nuestro, que nada de nuestras vidas le son ajenas, sean
estas alegrías y tristezas a Jesús, el Buen Pastor que camino y camina nuestro
caminos, que siente y palpa en su corazón.
Encomendemos a María,
nuestra madre, quien más que nadie vivió y vive la Pasión de su Hijo.
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