“Vuélvete, Señor, rescata mi vida, sálvame por tu misericordia (san juan)




Este 8 de diciembre Chile ha despertado con su corazón dolorido, hijos de esta tierra han muerto fruto del fuego y de una riña en la cárcel de San Miguel, pero también víctimas de un sistema ineficiente y de la indiferencias de nuestra sociedad. En particular esta triste noticia me llega a lo más hondo de mi corazón, hace algunos años junto a la pastoral visite ese recinto. Los rostros de los jóvenes y hombres que allí conocí vinieron a mi corazón y memoria, no sé si alguno de ellos está entre los muertos o heridos. Hoy que recordamos y celebramos a María Santísima oremos y pidamos les reciba en sus brazos amorosos y consuele a sus familiares. Son nuestros hermanos, hijos y hermanos de un mismo Dios Padre de Eterna Misericordia.

Que esta dolorosa tragedia, haga que miraremos la realidad que se viven en nuestras cárceles y la ineficiencia de las instituciones que están involucradas directamente con el sistema penitenciario: Gobierno-Poder legislativo-Poder Judicial–Gendarmería y aquellos que conocen la realidad al interior de las cárceles, pero que callan y por tanto se hacen cómplices de esta tragedia ya anunciada, no solo en San Miguel , sino que en la mayoría de los recintos carcelarios del país, no olvidemos los casos anteriores.

La completa y absoluta falta de un servicio penitenciario eficiente que respete la dignidad de las personas, políticas erradas y represivas que no busca la rehabilitación, sino que más bien el castigo sin más, falta de criterio de los tribunales y nuestra indiferencia como sociedad. Hace algunos días el Director de Gendarmería decía por las pantallas de la televisión que su “servicio” ofrecía rehabilitación e inserción, es cuestión de abrir los ojos para ver que esto no es así. Las personas privadas de libertad deben ser  tratadas con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. Es nuestra deuda como sociedad y especialmente es la deuda de los gobiernos. Porque estos dolorosos hechos se anunciaban a gritos y no se hizo nada. Pedimos aclamamos al cielo por justicia, pero la justicia verdadera.

Basta de hablar de un país en vía de desarrollo, cuando la realidad nos golpea con estos hechos horribles que clama al cielo. 

«Tú que eres el Dulce y Buen Pastor, dijiste a la hermana de Lázaro: "Yo soy la resurrección y la vida", Señor, ten misericordia».

Comentarios

nacho ha dicho que…
En realidad muchas veces ignoramos estas terribles realidades que afectan a tantas personas, como sociedad debemos provocar cambios y reconocer a las personas privadas de libertad como nuestros hermanos, nuestro prójimo.
Unknown ha dicho que…
Que terrible, que hacemos nosotros por cambiar estas realidades tan dolorosas. No deseo cuestionar o enlodar la labor de la Iglesia en las cárceles , ¿pero que pasa con la misión profetica de la pastoral penitenciaria? Acaso algunas vez se a denunciado la realidad de las cárceles y la violación de la dignidad de los internos.

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