Juan , el Bautista



«¿Qué será este niño?», decía la gente
al ver a su padre mudo de estupor.
«¿Si será un profeta?, ¿si será un vidente?»
¡De una madre estéril nace el Precursor!
(Del Himno de Laudes)

La celebración de los santos siempre nos estimula en nuestra vida y en nuestro compromiso cristiano. Como Juan nosotros también tenemos la urgencia de  ser testigos de la luz que anunciemos a través de nuestra vida, de nuestras obras al que es la verdadera Luz del mundo. Como Juan hemos de ser unos testigos que señalemos a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, para que todos vengan a su encuentro.

Como Juan hemos de ser testigos del evangelio, comprometidos en la tarea inmensa de una NUEVA EVANGELIZACIÓN, de ese nuevo anuncio del Evangelio para nuestro mundo que consciente o inconscientemente ha dado la espalda al Evangelio de Jesús. Nuestra vida ha de hacer creíble el evangelio para el mundo que nos rodea; nuestro testimonio tiene que ser claro y luminoso para que como Juan ayudemos a preparar un pueblo bien dispuesto; la santidad de nuestra vida tiene que convertirse en un anuncio de Jesús.


‘He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo’





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