LOS “FALSOS POBRES”: TODA LA VERDAD DEVELADA

Hace unos meses el Ministro de Desarrollo Social de la época, Joaquín Lavín, denuncio ante la justicia la manipulación, adulteración y falsificación de datos de la Ficha de Protección Social de algunas personas y familias, las que con el fin de obtener algún subsidio del Estado –o los tan de moda “bonos”– buscaban de manera fraudulenta bajar su puntaje, es decir, por unos pocos pesos se humillaban y mentían.
En estos días hemos visto cómo hay otras personas que siendo ricos, vale decir, del 10% más pudiente de la sociedad, obtienen subsidios –en este caso habitacionales– para luego  rentar con ellos y no utilizarlos para el fin que el Estado se los había proporcionado, por unos cuantos pesos se aprovechan, lucran y se consideran con derecho a hacerlo. En este caso –que debe haber muchos más– no vimos al Ministro de Vivienda acudir a los tribunales para denunciar que allí no se cumplía con el objeto de uno de los programas más importantes del Estado destinado a la clase media, según la masiva propaganda que el Gobierno ha hecho.
La lección es clara: si eres medio pobre te denuncian por adulterar una ficha, pero si eres medio rico no te tocan al vulnerar el espíritu de un programa de transferencias del Estado. Otra de las tantas paradojas de Chile, la sospecha está sobre el pobre y no sobre el rico, está sobre el que tiene menor nivel educacional y no sobre otros que han tenido acceso a más y mejores oportunidades.
La lección es clara: si eres medio pobre te denuncian por adulterar una ficha, pero si eres medio rico no te tocan al vulnerar el espíritu de un programa de transferencias del Estado. Otra de las tantas paradojas de Chile, la sospecha está sobre el pobre y no sobre el rico, está sobre el que tiene menor nivel educacional y no sobre otros que han tenido acceso a más y mejores oportunidades. Y en medio de estas denuncias me impresionó más aún que surgieron aquellos que justificaron lo injustificable por la prensa, escuché a uno dando insostenibles argumentos en la radio, al parecer –por muchos estudios que tenga– el desarrollo de su conciencia moral es muy precario y eso es dañino para nuestra sociedad, alimenta más aún un sentimiento colectivo de injusticia y aprovechamiento amparado por el Estado.
Esto está más extendido de lo que creemos en todo tipo de subsidios, en el pago de los impuestos y en lo que eufemísticamente llamamos elusión tributaria. De hecho, hay oficinas que se dedican a la “eficiencia tributaria”, en palabras más claras: ayudan a las personas que obtienen altos ingresos a pagar la menor cantidad de impuestos.

La responsabilidad sobre el desarrollo de Chile requiere de adultos maduros, sanos y con un desarrollo de su conciencia moral acorde a su edad, que no actúe de manera correcta sólo porque lo observan o por temor a la sanción (locus de control externo), sino porque cree en conciencia que es lo que corresponde (locus de control interno). Si efectivamente queremos un país más cohesionado, seguro, justo y feliz, partamos por nosotros mismos asumiendo los compromisos que tenemos al ser ciudadanos de este país; en especial para aquellos que hemos contado con oportunidades de calidad, con grados de libertad mayores y que tenemos  hoy un alto nivel de bienestar material, esta responsabilidad es aún mayor. (Benito Baranda - www.elmostrador.cl)

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