La Falsa Misericordia

Parece ser que es tan radical el cambio que estamos viendo en este siglo XXI, que hasta estamos tambaleando de una manera nunca vista en la Iglesia Católica.

Llevamos más de 2000 años predicando la palabra de Jesús nuestro Señor. Ha habido momentos oscuros en la Iglesia y se han superado; pero ahora vemos cosas inimaginables o que pensábamos que por “ser más evolucionados” estaríamos más susceptibles a reconocer el bien del mal, así como reconocemos que blanco es blanco y negro es negro.

Pero no, creo que vamos caminando NO hacia delante, si no para atrás.

Hemos llegado a reconocer e incluso se nos ha pasado por la mente a muchos que lo malo ya es relativo; relativo a lo que se vive en el momento.

Vemos que dentro de la Iglesia hay mucha división, porque queremos aceptar al pecador y al pecado a la misma vez. Jesús fue claro y su mensaje no ha variado, ni nunca variará.

 Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán. San Mt. 24:35

Entonces, debemos de ser fieles al Señor y ser lo suficientemente sabios para aceptar cuando estamos pecando y NO debe de ser bien visto ni aceptado, mucho menos esperar que lo acepten los demás (en especial nuestros Sacerdotes). Cometemos más pecado en querer comprometer al Sacerdote en que nos tengan una falsa misericordia con tal de comulgar.

La iglesia está abierta para el pecador, vengan TODOS a reposar y se les aliviará.

Pero, no vuelvas a pecar…deja el pecado afuera.

¿Qué le dijo a Jesús a María Magdalena? “Tus pecados son perdonados, anda vete y NO vuelvas a pecar más” San Juan 8:11

Entonces ¿Por qué nos empecinamos en que se nos perdonen nuestros pecados, si no los dejamos?

¿Cómo se atreve una persona adultera, viviendo en segunda nupcias comulgar? Esta persona sigue viviendo en pecado mortal, ¿A quién quieren engañar? ¿A Dios?

Puede engañar al Sacerdote, puede engañar a la comunidad, pueden engañar a sus hijos y demás…pero NO a Dios.

Mejor, instrúyete, ve a la Iglesia y que te guíen que hacer si es posible anular tu primera nupcias, hay circunstancias que lo permiten, pero no es el simple hecho de divorciarte y buscar la nulidad.

Si un Sacerdote te dice que Dios es Misericordioso y que te perdona y vayas a comulgar debes saber que ese Sacerdote no te está guiando correctamente y si tu conoces las leyes de Dios como católico, no puedes fingir demencia.

¿Por qué saco este ejemplo de divorciados vueltos a casar? Porque lamentablemente en el Sínodo de la Familia en el Vaticano estamos viendo el ejemplo claro de la división dentro de la Iglesia. Hay Sacerdotes que dicen que si deben comulgar los divorciados vueltos a casar, porque debemos de ser “misericordiosos” . Este es un ejemplo de muchas cosas que quieren que se acepten, súmele el matrimonio homosexual y otros temas que presionan la sociedad actualmente.

¡Debemos de orar mucho por los sacerdotes!

Si aceptamos esto, es que estamos aceptando al pecado.

Lo dijo San Pablo: “Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.” I Corintios 11,27.

La Sagrada Comunión es para los que están en Gracia de Dios.
El resto podemos acercarnos a la Iglesia para conseguir el arrepentimiento sincero y Misericordia. Dios a nadie discrimina. Dios nos ama a todos los pecadores pero, RECHAZA el pecado. La Eucaristía es SOLO para los que NO ESTAN EN PECADO.

Alguno dirá: “pero no debemos juzgar”. Es cierto que no se puede juzgar la conciencia de otro. Pero si debemos saber claramente lo que significa ser católico y lo que se requiere para comulgar. El católico cree que Dios ha revelado la verdad en materia de doctrina y moral y que  esta es enseñada por la Iglesia sin error. Los pastores no son perfectos, pueden pecar, pero la doctrina es indefectible. Por lo tanto la conciencia del católico se forma a la luz del magisterio de la Iglesia. La Iglesia no obliga a creer ya que es un don de Dios. Pero la Iglesia si enseña que debemos ser consecuentes. Quien no cree en las enseñanzas de la Iglesia o quien está en pecado mortal, no debe comulgar.

Cuando parece que muchos pastores han olvidado el catecismo básico y se han dejado asimilar por la mentalidad del mundo causando estragos entre los fieles, S.S. Juan Pablo II una vez mas nos rescata con su magisterio.

Juan Pablo II ha recordado que, según la doctrina de la Iglesia, nadie que sea consciente de estar en pecado mortal puede comulgar.

El Papa confirma la enseñanza tradicional del magisterio en un mensaje, publicado el 12 de Marzo por la Santa Sede, dirigido a los jóvenes sacerdotes que han participado en esta semana en un curso sobre el «fuero interno» –las cuestiones de conciencia–, organizado por el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica, cuyo presidente es el penitenciario mayor, el cardenal estadounidense James Francis Stafford.

En este año dedicado a la Eucaristía (octubre 2004-octubre 2005), el Santo Padre ha querido dedicar su misiva, que está firmada el 8 de marzo en el Policlínico Agostino Gemelli, a la relación que existe entre este sacramento y el sacramento de la confesión.

«Vivimos en una sociedad que parece haber perdido con frecuencia el sentido de Dios y del pecado. Por tanto, se hace más urgente en este contexto la invitación de Cristo a la conversión, que presupone la confesión consciente de los propios pecados y la relativa petición de perdón y de salvación».

«El sacerdote, en el ejercicio de su ministerio, sabe que actúa “en la persona de Cristo y bajo la acción del Espíritu Santo”, y por este motivo tiene que alimentar en su interior sus sentimientos, aumentar en él mismo la caridad de Jesús, maestro y pastor, médico de almas y cuerpos, guía espiritual, juez justo y misericordioso».

«En la tradición de la Iglesia, la reconciliación sacramental siempre ha sido considerada en íntima relación con el banquete del sacrificio de la Eucaristía, memorial de nuestra redención»

«Ya en las primeras comunidades cristianas se experimentaba la necesidad de prepararse con una digna conducta de vida para celebrar la fracción del pan eucarístico, que es “comunión” con el cuerpo y la sangre del Señor y “comunión” (“koinonia”) con los creyentes que forman un solo cuerpo, pues se alimentan con el mismo cuerpo de Cristo».

«En el rito de la santa misa, muchos elementos subrayan esta exigencia de purificación y de conversión: desde el acto penitencial inicial hasta la oraciones para pedir perdón; desde el gesto de paz hasta las oraciones que los sacerdotes y los fieles recitan antes de la comunión»

«Sólo quien tiene sincera conciencia de no haber cometido un pecado mortal puede recibir el Cuerpo de Cristo», asegura el mensaje pontificio recordando la doctrina del Concilio de Trento. «Y esta sigue siendo la enseñanza de la Iglesia también hoy».


El Catecismo de la Iglesia Católica explica la diferencia entre el pecado venial y el pecado mortal de los números (1854 a 1864).

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